En un pueblecito llamado Soto de la provincia de Cantabria,
vivía un matrimonio con cuatro hijos, todos con edades muy tempranas, el padre
(Miguel) trabajaba desde muy joven en una de las minas de cobre de dicho pueblo
y la madre ( Donatila) de cocinera de un hostal.El sueldo era muy justo para
subsistir dicha familia, pero la constancia, día a día hacía que pudieran salir
de apuros.
Un día se encontraban los obreros trabajando en una de las
minas a 450 m. de profundidad, cuando de repente una de las galerías se vino
abajo. Se pudo salvar parte de la plantilla pero otros no tuvieron la misma
suerte, entre ellos se encontraba Miguel.
SEIS MESES DESPUES.- Ernesto el mayor de los hermanos tuvo
de dejar la escuela, para ayudar a su madre, que aunque era una mujer muy
sufrida y luchadora,él se daba cuenta de las penurias que había en la casa, ya
que sus otros hermanos íban creciendo y a la vez íban aumentando los gastos.
Al día siguiente decidió partir a otras tierra lejanas a
probar suerte.
A la madrugada se levantó sigilosamente y sentado en su
mesa-escritorio le escribió unas líneas a su madre que decían así: Madre
querida, cuando leas esta carta, yo estaré lejos de aquí, no te preocupes por
mí, tendrás notícias mías y algún día regresaré para estar de nuevo junto a
tí.Despídeme de mis hermanos. Recibid besos y abrazos de Ernesto.A continuación
dejó dicha carta junto al jarrón de flores que adornaba la mesa del comedor.
Partía que aún era de noche, después de hacer una pequeña
maleta con las pocas pertinencias y algún dinerillo que tenía ahorrado.
Se dirigió al embarcadero que quedaba a unos pocos metros de
su casa, esperando que zarpara por la mañana el primer barco.No sabía el
destino que tomaría pero ya se lo había propuesto y seguiría adelante, iría a ¡
buscar suerte !.
No le fué fácil abrirse camino, recorrió toda la costa
cántabra para labrarse un porvenir, ya que tuvo que pasar por varias
visicitudes.
Encontró una triste pensión en la Coruña, empezando a buscar
algún que otro empleo, lo cual podía vivir muy humildemente.
Nada más llegar a dicha provincia entró a trabajar en una
carbonería, repartiendo el carbón por varias fábricas del contorno, en una de
ellas encontró un buen amigo, Fermín, un chico de su misma edad, hijo del
propietario de la fábrica de papel. Allí pasaba varios ratos viendo el proceso
de la fabricación del papel.Fermín le facilitaba el papel para escribir a su
madre.
Pasado un tiempo, Ernesto se había ganado el cariño y la
confianza del padre de Fermín, y éste le propuso entrar a trabajar a dicha
fábrica.
CINCO AÑOS DESPUES.- Año 1936, estalló la Guerra civil
española y tuvo que alistarse al ejército. Fué bastante duro para él, ya que no
podría mandar cartas a su madre como había estado haciendo periódicamente, sin
saber nada de ella , ni de sus hermanos. El entró en el ejército de Tierra y su
amigo Fermín en el de Aire.
Una vez terminada la guerra volvió a la Coruña, y recorrió
barrios donde él había estado; todo estaba irreconocible(las casas en ruínas
dañadas por los bombardeos, las calles solitarias). Andando, andando, llegó a
la vieja iglesia donde había ído a rezar en momentos difíciles. Solamente
permanecía en pié la parte trasera de la sacristía y el Altar Mayor ¡ una
tristeza le invadió !.
Se daría prisa en ir a la fábrica de papel a visitar al
padre de Fermín, ya que hacía tiempo que había perdido el contacto.
Traspasó la gran puerta de la misma, allí estaba ( Mariano
), rodeado de unos cuantos empleados.Se acercó despacio y pudo comprobar que
tenía en sus manos una notificación que había recibido pocos minutos antes, le
comunicaban que su hijo había fallecido en combate, en un avión bombardero,
había sído reducido cubierto en llamas.
UN AÑO MAS TARDE.- Mariano le había dado la dirección de la
fábrica a Fermín, dado que él no
gozaba de buena salud y los años tampoco pasaban en valde.
Al cabo de unos meses Mariano enfermó, una mañana hizo
llamar a Fermín. Le comentó que dado su estado de salud, había estado haciendo
repaso de su vida.
Después de la muerte de su hijo, donde había dejado un gran
vacío en aquella familia, Fermín, lo había llenado de nuevo y le estaba muy
agradecido, así pues le hizo entrega de un sobre que contenía una carta
notarial, había dejado escrito su última voluntad.
Al día siguiente se produjo el fatal desenlace.
La carta notarial decía: Yo Mariano.... nombro a Fermín
heredero de todosmis bienes existentes.
TIEMPO DESPUES.- Fermín se puso en contacto con su madre, le
mandó una carta en la que decía: Madre,te he echado mucho de menos, todo este
tiempo no he sabido nada de tí, pero las circunstancias lo quisieron así. Ha
llegado el momento en que volveré a verte y abrazarte. Muy pronto me reuniré
contigo, tendrás noticias de mi llegada y ya nunca nos separaremos.
DOS MESES MAS TARDE.- Una mañana de primavera, llegaba de
nuevo al pueblo de Soto en busca de su madre y de sus hermanos.